Bibliotecas y extravíos en facebook
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LA GRAN TARDE-NOCHE DE PEPE MELERO Y SUS LECTORES En diálogo con una brillante, cálida y muy profesional Eva Cosculluela, una de las grandes amigas de Pepe Melero (y ya es decir porque es un álbum humano de amigos), el escritor y bibliófilo presentó la sexta entrega de 'La vida de los libros', 'Bibliotecas y extravíos' (Xordica), una declaración de amor a la alta y baja cultura, a los personajes raros y curiosos, a su condición de diletante, al enamorado de la vida porque le gusta más que un caramelo, al que le apasionan las pequeñas cosas de la vida, incluidos algunos libros excepcionales -como 'Manual del perfecto casado' y el capítulo pendiente de leer, 'Copulación' (bromeó con esto)-, el hombre que tiene la curiosidad intelectual por aprender de todo, el que picotea aquí y allá porque todo le hace feliz, "me da alegría saber cosas, aunque sean saberes inútiles. Me hubieran dado el Nobel de mirador de catálogos". Y, ya de paso, también se confesó "un friqui de cuidado" al que su hija Iguácel le dijo un día, o quizá lo imaginase él, "qué pena tener un padre tan poco convencional". Fue una velada preciosa, divertida, a la que le puso la guinda Miguel Mena. Otro señor divertido y entrañable, como sabéis todos vosotros.
Ana Segura, 18-X-24
Si la pasión por los libros tiene en esta tierra un nombre que la represente ese es, indudablemente, el de Jose Luis, Pepe, Melero. Desde hace algunos años publica con Raúl Usón Xordica “La vida de los libros”, una serie que recopila anécdotas, sapiencias e historias que distribuye como pequeñas píldoras y que siempre tienen un efecto beneficioso para el que los lee. Porque aprende, porque disfruta. La serie cumple ya seis entregas y lo hace con "Bibliotecas y extravíos" y en estas bibliotecas, en estos extravíos, nos reencontramos con el autor, que nos permite acompañarle en su búsqueda incansable de esos nombres menos conocidos, ocultos en libros olvidados, algunos firmados y dedicados por los autores, y todos felices de ser encontrados, acogidos y finalmente, adoptados en su biblioteca, a veces después de aventuras tan divertidas cómo surrealistas. Y es que José Luis Melero es un detective siempre en guardia, entre librerías de viejo, mercadillos y bibliotecas en desguace, un hombre capaz de ponerle piso a sus libros, que no compra por coleccionar sino para leer y disfrutar, que con el paso de los años ha construido una biblioteca monumental e intuimos poco convencional pero también un personaje al que podemos entrever, conocer, a través de los libros que recogen sus escritos y aventuras. El libro se presenta el lunes en el Paraninfo, con la magnífica Eva Cosculluela de pareja y será, sin duda, un éxito de convocatoria. Antes, nos cuenta más detalles esta tarde a las 20.30 en La Torre de Babel en Aragón Radio
Victoria Trigo, 22-X-24 DESDE EL PALOMAR Me tocó arriba del todo, cerca de donde estaba Pepe Cerdá. Hay Paraninfos y Aulas Magnas que resultan muy escasos para ciertos eventos, y el de ayer fue uno de ellos. Propongo que José Luis Melero, de quien cabe desear más libros, nos convoque en espacios más amplios, por ejemplo en La Romareda, o bien organice turnos, previa inscripción del personal. También sería interesante que dejara listas unas cuantas cajas con ejemplares firmados y cada lector incluiríamos nuestro nombre, pues no fui la única que se quedó con las ganas de obtener la firma del autor. Un asunto de Melero merecería aparecer en las Notas de Sociedad del panorama cultural de cualquier división. Lo de Melero es refitolear, hurgar en la arena que los buscadores de oro desestiman tras haberla porgado. Lo de Melero es la fascinación por la menudencia, por los afluentes y subafluentes de la vida. Lo de Melero es apostar por la nadería y elevarla a la categoría de exquisitez. Me encantó Eva Cosculluela como destripadora de las peculiaridades de la trayectoria del bibliófilo y escritor. Me encantó también la participación de Miguel Mena poniendo voz desde el atril a un interesante pasaje de Bibliotecas y Extravíos. No en vano, Melero consideró a Mena en una ocasión anterior como "el yerno que todas las madres querrían".
Muy prometedora lectura la de Bibliotecas y Extravíos.
Seguro que contiene un filón de maravillosas nimiedades, ocurrencias y
descartes con los cuales Melero habrá cocinado algo contundente y, a la
vez, de fácil digestión. Miguel Mena , 22-X-24 EL ERUDITO RISUEÑO La primera vez que visité la biblioteca de José Luis Melero me enseñó un libro autografiado por Antonio Machado y, mientras observaba la dedicatoria y la firma del poeta, me susurró al oído: “Este libro ha estado en las manos de Machado como ahora mismo está en las tuyas”. Aún me vuelve el escalofrío, sólo comparable al que sentí enCollioure, cada vez que lo recuerdo. Melero conserva un punto de niño travieso que ha cambiado la imagen que teníamos de un erudito, algo que él es en grado sumo, y no sólo de los libros, también de las historias que ellos contienen o de la jota, el aragonesismo y elzaragocismo. A la figura tradicional del ilustrado serio, circunspecto, severo y a menudo displicente o envarado, Melero contrapone la naturalidad, el desparpajo y la alegría. Procura compartir su gozo y que los demás disfruten tanto como él de sus hallazgos. Melero es el erudito risueño, el sabio generoso y el adulto con una insaciable curiosidad que aún alberga en su interior al adolescente juguetón, ese que en cualquier momento desliza un comentario jocoso, un guiño irónico, un giro humorístico que te arranca una sonrisa, y muchas veces una carcajada, en medio del artículo más concienzudo.
Ayer presentó su último libro, “Bibliotecas y extravíos”, ante una abarrotada Aula Magna del Paraninfo. Melero remató en plancha cada balón que le pasaba la conductora del acto, Eva Cosculluela, en un diálogo desternillante que hizo retumbar las risas de todos los presentes. A este erudito le sobran condiciones para triunfar en El Club de la Comedia.
La revista TURIA, 16 de octubre de 2024 TURIA recomienda hoy: “Bibliotecas y extravíos”, de José Luis Melero (Xordica)
En “Bibliotecas y extravíos” José Luis Melero vuelve a mostrarnos su fervor y sensibilidad, su curiosidad e inteligencia, hacia esos maravillosos objetos que son los libros y hacia quienes los escribieron. Con una prosa cuidada y precisa, nos contagia su pasión y nos brinda una nueva e impecable lista de autores y títulos que merecen siempre la pena. Ya sean célebres o marginales, toda aproximación que se nos ofrece en estas páginas editadas por Xordica, es un pequeño tesoro de complicidades e intereses, de rescates y redescubrimientos. La nómina de protagonistas no admite dudas respecto a su diversidad y mérito. Aquí, armoniosamente reunidos al calor de la sabiduría analítica y divulgadora de Melero, encontraremos por ejemplo textos breves y enjudiosos, clarividentes y atinados, sobre autores propios como Miguel Labordeta, Ángel Guinda o Fernando Ferreró; raros insignes como Felisberto Hernández; clásicos contemporáneos como Juan Benet y Gerardo Diego y, junto a ellos, una larga lista de creadores y de obras que no conviene relegar al olvido. Conviene seguir el bienintencionado consejo que este sumo sacerdote de la bibliofilia nos dedica a sus feligreses: “extravíate, pues, lector, entre los libros y las historias menudas que encontrarás en esta humilde biblioteca de raros y curiosos que te ofrezco, porque casi nada en la vida va a darte tanta felicidad como la lectura de un puñado de libros escogidos y personalísimos solo al alcance de los más afortunados”. Así sea.
Javier Acín, 18-X-24 Hacerte cómplice de las aventuras de José Luis Melero Rivas por rastros, librerías y bibliotecas es ahora más fácil con la publicación de su último hijo “Bibliotecas y extravíos”. Como ya pasó con sus anteriores libros con el mismo propósito, seguimos de su mano el peculiar recorrido por numerosos autores y obras muchas veces desconocidos u olvidados, pero siempre curiosos e interesantes. Es un torbellino de información bibliófila que empieza en su querida Jaca, como no puede ser de otra manera (jeje), y viaja por todo el mundo literario. Nunca te cansas de escuchar a Pepe Melero en sus charlas y encuentros, pero quizás la lectura de esta serie requiera el tiempo necesario para asimilar tantos nombres, situaciones y anécdotas porque merece la pena conocerlos y disfrutarlos. Al final volvemos a sentir envidia de la biblioteca de Melero, de su cabecica y de su legión de amigos. Y agradecimiento por este joyero literario.
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