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Carta a todas las peñas del
Real
Zaragoza
José Luis Melero
Queridos amigos peñistas:
Quiero con estas líneas despedirme de todos vosotros, mandaros un fuerte
abrazo y agradeceros el cariño con el que me habéis tratado durante estos
últimos tres años y medio.
Como sabéis el pasado día 30 de diciembre presenté mi dimisión como
Consejero del Real Zaragoza. Me siento orgulloso de haber trabajado junto
a vosotros, de haberme entregado en cuerpo y alma a escuchar la voz de los
aficionados y de haber sido vuestro Consejero de Peñas. Recibí el testigo
de un gran Consejero de Peñas, Jorge Horno, que también quiso y supo estar
junto a vosotros cada vez que reclamasteis su presencia. Yo he seguido el
camino por él iniciado y he apostado por hacer del zaragocismo un
sentimiento que a todos nos uniera y en el que todos pudiéramos
reconocernos como practicantes de una misma devoción: el amor al Zaragoza,
a nuestra historia y a nuestros colores. He intentado transmitiros en
todas mis intervenciones que el Zaragoza debía ser el equipo de todos los
aragoneses y que ser zaragocista es una actitud ante la vida y una forma
de estar en el mundo: preferir a los humildes y a los de casa frente a los
poderosos y a los de fuera, preferir a los que no ganan siempre frente a
los que lo hacen con frecuencia, comprometerse con la defensa de la
historia y la tradición de nuestro equipo y no escuchar los cantos de
sirena que sólo nos hablan a todas horas -machacona y casi obscenamente-
del Madrid o del Barcelona.
Trabajé codo con codo con la junta directiva de la Federación de Peñas que
presidió Arnaldo Félix García y lo he hecho con la misma ilusión con la
que ahora dirige Manuel Ceamanos. En ellos y en todos sus colaboradores
encontré siempre la máxima colaboración y el mayor interés en servir a
nuestro equipo con total entrega y generosidad. Sólo tengo palabras de
agradecimiento para todos, porque sé muy bien que nada les ha guiado sino
el amor abnegado y sin fisuras por nuestro equipo.
Os pido que apoyéis siempre al Zaragoza, que estéis en todo momento a su
lado y que penséis que por encima de los directivos, de los jugadores y de
los técnicos está la historia gloriosa de nuestro equipo. Y con ella no se
puede ni se debe frivolizar. Desde el día que sacamos nuestro primer abono
todos formamos parte de la gran familia zaragocista. Y todos debemos
esforzarnos por ser una familia ejemplar, por huir de enfrentamientos
fratricidas y por perdonarnos los posibles errores que unos u otros
podamos cometer.
No dejo el Zaragoza. Dejo sólo mi puesto de Consejero. Con enorme
agradecimiento a quien me nombró y me permitió vivir esta aventura
apasionante: Agapito Iglesias. Y me vuelvo a la grada con vosotros. Allí
estaré desde ahora, como hice siempre, animando al único equipo de mi
vida, al único que me ha importado, al mejor equipo del mundo: el Real
Zaragoza. Y sé que sabéis que me tendréis a vuestro lado siempre que me
necesitéis.
Un gran abrazo a todos. Viva siempre el Zaragoza.
José Luis Melero
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