José Luis Melero Rivas nos guía por su biblioteca hablando de los diarios en un libro en el que a veces en dos líneas hay toda una novela. Mientras lo he leído, con grandes cabezadas de asentimiento me alegraba estar de acuerdo en muchos de sus gustos y pasiones. A veces, sin embargo, habla de textos que desconocía y tomo nota en la lista de libros a comprar cuando salga de pobre. Es un libro precioso, de formato pequeño pero muy compacto. Tiene algo de esos volúmenes de oraciones y salmos que siempre abundan en los tenderetes de libros viejos. Con esa devoción lo he leído y lo he guardado al alcance de la mano como se guardan las cosas que uno necesita de vez de en cuando en medio de la noche.