Una lista de freakies

Julio José Ordovás

La Vanguardia, 16 de enero de 2013

 

Uno debe tener mucho cuidado con lo que escribe porque a veces se cumple. En un viejo artículo en el que hablaba de su pasión por los márgenes de la literatura y de su interés por los raros, Félix Romeo escribía: “Es la lista del olvido, sin duda. Una lista a la que me sumaré dentro de poco”. Aquel artículo se titulaba “Una lista de freakies” y ese podría ser el subtítulo de Escritores y escrituras, el nuevo libro de José Luis Melero (Zaragoza, 1956), en el que se nos descubre que el primer libro de Romeo no fue Dibujos animados sino un pequeño ensayo, con forma de diccionario, dedicado al novelista Andreu Martín.

   Félix Romeo se sumó demasiado pronto a la lista de freakies que su amigo y cómplice José Luis Melero inició con Leer para contarlo y continuó con Los libros de la Guerra y La vida de los libros, y de la que Escritores y escrituras viene a ser una nueva entrega. El origen de su pasión por descifrar y registrar la tinta invisible de la literatura nos la cuenta el mismo Melero al recordar el primer cuaderno de notas que comenzó a escribir en 1981, donde apuntaba, entre otras curiosidades, que “el futbolista del Athletic Rafael Moreno, Pichichi, que dio su nombre al trofeo que cada año se concede al máximo goleador de la liga, era sobrino de Miguel de Unamuno” y que “el hermano de Sabino Arana, Luis Arana, mientras estudiaba arquitectura en Barcelona se enamoró de una chica de Huesca, Josefa Egüés Fernández, que era la cocinera de la casa, y al casarse con ella le cambió los apellidos de modo y manera que pasó a llamarse Josefa Eguaraz Hernandorena y sus descendientes se convirtieron de pronto en vascos de pura cepa”.

   Bibliófilo, aragonesista, ultra del Real Zaragoza, fetichista e intérprete de jotas sicalípticas, el propio Melero se ha convertido en el freak más excéntrico y divertido de su lista. Celebra el humor involuntario de Luis Goytisolo (“un escritor de la talla del mejor Gila”), confiesa que cuando tiene que guardar algún billete elige para ello la novela Dinero de Martin Amis y el día que un amigo le muestra la pluma con la que se firmó la fusión del Iberia y del Zaragoza, de la que nació, en 1932, el equipo de sus amores y dolores, no se le ocurre otra cosa que preguntarse dónde encontrar un libro que explique las técnicas del butrón.